Su estética grabada en algún muro, fachada, puerta o edificio público, nos hablan de una narrativa social del descontento que bombardea las ciudades con mensajes provocadores en donde se economiza la palabra para poner en circulación una serie de reflexiones e ideas fuerza que atentan contra los valores fundamentales de la sociedad de consumo y las relaciones de poder en todo ámbito de la vida.
La temática es tan amplía como las subjetividades que subsisten tras la mano que rosea el muro con spray. Militantes del arte callejero que desarrollan su crítica social en los espacios públicos y no ante la televisión observando el telediario, cronistas del relato visual breve que nos interrogan sobre el control de nuestras vidas, la plaga inmobiliaria, el hambre en África, la precariedad de la vida y la privatización sentimental del ser humano.
Un grito potente y fugaz que permanecerá tatuado en el cuerpo social y su espacio público bajo el capricho silencioso del tiempo y el azar. Imágenes que procuran poner en contradicción y abrir puntos de fuga que se decantan por un fino humor negro que poetiza con furia sobre la libertad de movimiento en la Europa Comunitaria o espasmo visuales que hablan de la violencia machista y que algún maltratador ve por casualidad en la esquina de su casa. También hay otras que sólo buscan que un chiflón de sensaciones placenteras te recorra el cuerpo aunque sea por un segundo en tu tránsito cotidiano.
Las fotografías que ha continuación aparecen son parte de un proyecto que tiene por objetivo la documentación gráfica de las plantillas en la ciudad de Granada y su interacción social. Asumimos el trabajo como la posibilidad de rescatar la memoria de la fugacidad de los muros, a través de la fotografía no sólo se busca la documentación del hecho en sí y su complejidad temática sino también permitir multiplicar su discurso en otros soportes, transformando así nuestro trabajo en una correa transmisora entre el artista, el muro, la fugacidad del tiempo y el ojo que nunca la ha visto o no ha querido verla.
Las fotografías han sido tomadas el año 2006 y el 2007 en la ciudad de Granada. Fotografías Ronald Plaza & Rodrigo Soto.
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