Le doy un trago a la cerveza mientras paso página y ahí en ese mismo momento aparece el titular en la página de cultura para decirnos a todos sus hijos descarriados por el mundo-siempre vulgar y en decadencia- que el flaco se fue de estas coordenadas el miércoles pasado, a los 62 años y después de meses de pelea contra un cáncer de pulmón. Se ha ido el flaco, el eterno músico poeta que en las décadas más pesadas de nuestro sobrevivir nos arrojó siempre fuego nutrido para no auto compadecernos ni tampoco convertirnos en una furia de pragmáticos personalistas. Termino de leer la nota en una terraza del paseo de los tristes y tengo ganas de declamar para quién aún no se ha enterado, que ha muerto Luis Alberto Spinetta, el flaco de toda una vida, que lo mismo se entregó a una muchacha ojos de papel o simplemente cabalgaba por el mundo del capitán beto en la búsqueda del siempre esquivo jardín de los presentes.
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