Hace cinco años salí de Chile rumbo a España. El avión de Aerolíneas Argentinas se estropeó en Buenos Aires y ahí todos quedamos a la deriva durante más de seis horas. Deambule de un lado a otro del aeropuerto pensando que el viaje migrante empezaba mal. Tarde en decidirme a entrar en los pequeños módulos donde colgaban un centenar de revistas y libros porque todo mi capital se resumía en 50 dólares, hasta que lo hice y para mi sorpresa me encontré de cara con el libro que no había podido comprar al otro lado de la cordillera debido a su excesivo precio. Era “No Logo” de, Naomi Klein, y en el aeropuerto de Ezeiza hasta donde llegaba la profunda crisis económica lo tenían a un precio de 10 dólares, era necesario leerlo para asomarse a la trastienda de la globalización capitalista y sus iconos empresariales y de consumo. Aquel libro se transformo con el tiempo en un elemento de referencia para el creciente movimiento antiglobalización por la reestructuración simbólica del complejo capitalista. Conceptos como deslocalización, maquiladoras, precarización, la estadística de vivir con un euro al día tomo rostro en los balones Adidas cosidos por el trabajo infantil en Asia, o las prendas de vestir de Zara confeccionadas por mujeres marroquíes o latinas en condiciones miserables; Naomi Klein escarbó detrás de la maquinaria y los símbolos ideológicos del consumo mundial para mostrarnos una realidad abismante en la cual todos participamos.
Cuando uno termina con las más de 600 páginas que componen el último libro de la periodista canadiense de investigación, Naomi Klein, no se sabe bien que hacer. Algunos preferirán salir a algún bar en busca de una caña que amague la sequedad de la garganta que se produce tras repasar la violenta historia del capitalismo neoliberal de Milton Friedman y su Escuela de Chicago de las últimas tres décadas y sus Shocks económicos, políticos y militares que han dado paso a un escenario real en donde ahora lo que se privilegia es el desastre social colectivo ( Nueva Orleáns, Irak, Tsunami…) como desarrollo del capitalismo más furioso. Algunos no se molestarán en terminarlo porque en su visión objetiva lo definirán como un ladrillo de buena factura intelectual de la propaganda de resentidos antiglobalización. Una exageración de los daños colaterales que produce cualquier transición hacía el desarrollo replicarán con fuerza los defensores de la maquinaria neoliberal. Más de algún economista latino enclavado en su puesto dirigencial o en la empresa privada sólo recordarán la erección que les produjo volver a repasar su historia y escuchar en tanto labio extranjero la bendita frase del milagro económico. Otros simplemente se quedaran en el preciso lugar donde han cerrado la última página, tomarán aire y exclamaran mientras el humo sale de su boca: hay que joderse!
Tras un trabajo de investigación de cuatro años - entrevistas y viajes por América Latina, Europa, Asia y Medio Oriente – la La Doctrina del Schock está llamada a convertirse en la historia no oficial del libre mercado que posibilite deslumbrar a muchos aquella unión entre violencia y capitalismo. Esta es la historia de cientos de millones de personas y sus países que se han visto atrapados en el carnaval del libre mercado y su estela de desolación social que condicionan la sobrevivencia más básica. Después del atentado contra las torres gemelas de 2001 y la guerra de Irak se ha entrado en una nueva modalidad –lo que Naomi Klein llama el complejo del desastre del capitalismo- de desarrollo auspiciado desde el complejo de las multinacionales y bendecidos tanto por los neoconservadores norteamericanos como europeos. Ahora es la época del shock de la seguridad y su nueva plataforma de negocios que no ha parado de crecer y que más temprano que tarde, necesitará otro escenario geopolítico para profundizar en el control global.
Cuando uno termina con las más de 600 páginas que componen el último libro de la periodista canadiense de investigación, Naomi Klein, no se sabe bien que hacer. Algunos preferirán salir a algún bar en busca de una caña que amague la sequedad de la garganta que se produce tras repasar la violenta historia del capitalismo neoliberal de Milton Friedman y su Escuela de Chicago de las últimas tres décadas y sus Shocks económicos, políticos y militares que han dado paso a un escenario real en donde ahora lo que se privilegia es el desastre social colectivo ( Nueva Orleáns, Irak, Tsunami…) como desarrollo del capitalismo más furioso. Algunos no se molestarán en terminarlo porque en su visión objetiva lo definirán como un ladrillo de buena factura intelectual de la propaganda de resentidos antiglobalización. Una exageración de los daños colaterales que produce cualquier transición hacía el desarrollo replicarán con fuerza los defensores de la maquinaria neoliberal. Más de algún economista latino enclavado en su puesto dirigencial o en la empresa privada sólo recordarán la erección que les produjo volver a repasar su historia y escuchar en tanto labio extranjero la bendita frase del milagro económico. Otros simplemente se quedaran en el preciso lugar donde han cerrado la última página, tomarán aire y exclamaran mientras el humo sale de su boca: hay que joderse!
Tras un trabajo de investigación de cuatro años - entrevistas y viajes por América Latina, Europa, Asia y Medio Oriente – la La Doctrina del Schock está llamada a convertirse en la historia no oficial del libre mercado que posibilite deslumbrar a muchos aquella unión entre violencia y capitalismo. Esta es la historia de cientos de millones de personas y sus países que se han visto atrapados en el carnaval del libre mercado y su estela de desolación social que condicionan la sobrevivencia más básica. Después del atentado contra las torres gemelas de 2001 y la guerra de Irak se ha entrado en una nueva modalidad –lo que Naomi Klein llama el complejo del desastre del capitalismo- de desarrollo auspiciado desde el complejo de las multinacionales y bendecidos tanto por los neoconservadores norteamericanos como europeos. Ahora es la época del shock de la seguridad y su nueva plataforma de negocios que no ha parado de crecer y que más temprano que tarde, necesitará otro escenario geopolítico para profundizar en el control global.
1 comentario:
Yugs, daw nabasahan ko naman ni sa iban nga blog?
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