Y mientras eso sucede en los arrabales urbanos de Sudáfrica, en pleno corazón de la Europa culta y artísticamente bella se desata otra casería xenófoba contra los gitanos, los rumanos y los inmigrantes sin papeles. En bolas de fuego se han convertido los campamentos gitanos de las afueras de Nápoles y Roma, sus moradores huyen atemorizados con los críos a cuesta; sus sombras se pierden en el espesor de la noche italiana que huele a racismo duro institucionalizado por el cavalierri y sus amigos fachas de la Liga del Norte.
Desde hace mucho que el tema de la inmigración dejó de ser un elemento más del discurso político italiano para transformarse en un arma de agitación masiva que moviliza a lo más granado de la derecha neo fascista y a los miles de italianos que se apilan en los suburbios de las grandes ciudades que a su vez son controlados por la camorra italiana.
A tanto ha llegado la situación que el Parlamento Europeo envió a una de sus miembros a Italia para indagar en la realidad que se encuentra la comunidad Romaní. La Eurodiputada Húngara, Viktoria Mohacsi, se mostró horrorizada a la vuelta de su periplo por Italia. “Redadas nocturnas aleatorias, detenciones gratuitas, agresiones en los calabozos y un clima general de persecución”, sobre el origen de este nuevo estallido tampoco tiene dudas “(..) la campaña xenófoba lanzada por la coalición de Berlusconi, prometiendo que echaría a los gitanos del país, está alentando a que se persiga a toda la comunidad, no sólo a los sospechosos.
En Italia hay más de doscientos mil gitanos de los cuáles se calcula que 120 mil son italianos no reconocidos por el estado, también hay rumanos (el icono de la nueva xenofobia) y otros miles que huyeron de la guerra de los Balcanes. Los gitanos y los sin papeles son el tema político a agitar en esta legislación. Existe un acuerdo tácito de los viejos y nuevos ultra derechistas para dotar a la retórica xenófoba que vomitan en sus mítines y declaraciones, de amparo legal y leyes que respalden su ideología excluyente.
Ayer mismo Berlusconi en su primer consejo de ministros aprobó el decreto que convierte a la inmigración ilegal en delito. Se criminaliza la situación del migrante, pasando de una falta administrativa a un delito de carácter penal. Junto con ello anunció otras cuarenta medidas destinadas a la erradicación definitiva de todos los indeseables (sin papeles, gitanos, vendedores ambulantes, vagos…) de su querida Italia, porque “los italianos tienen derecho a no tener miedo, es un derecho primario” dice Berlusconi.
Entre seis meses y cuatro años de cárcel para los inmigrantes sin papeles, si este delinque se le sumará automáticamente un tercio más de condena por el hecho de ser indocumentado; los que alquilen casas a estos se arriesgan a una pena de seis a tres a seis años de cárcel más multa; los que tengan permiso de residencia y soliciten la reagrupación familiar con sus hijos tendrán que someterse a pruebas de ADN…. Además se dota de mayores atribuciones legales a los alcaldes para acentuar la persecución, encarcelación y expulsión de todos aquellos que no embelecen la ciudad.
El icono de alcalde-sheriff xenófobo y represivo que desarrolla con éxito la Liga del Norte avanzará sin transar por la geografía italiana y su devenir que cada día provoca más asco.
1 comentario:
Gracias por seguir informándonos cumpita, desde el sur del mundo sinceramente se le agradece. Ojala fuesen mejores noticias, pero se te agradece la forma de escribir y la franqueza
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