noviembre 09, 2008

Obama ¿y ahora qué?


Hace unos días una inmigrante dominicana me decía con esperanza que el triunfo de Obama traería más progreso y libre mercado para su país. Pero, por sobre todo, estaba contenta porque un negro, como ella, llegaba a lo más alto. El mismo orgullo sienten los inmigrantes africanos que tiran la manta en las calles españolas por el paisano de origen africano que pone fin a la era de Bush. Durante una semana hemos asistido al bombardeo informativo que nos repite una y otra vez el hecho histórico de que un afroamericano sea Presidente de los Estados Unidos. La macro comunidad de los buenos deseos nos anuncia con escándalo que ahora si cambiará el mundo con la llegada de este político con alma de profeta a la Casa Blanca. Ante tanto discurso homogéneo que transforma la elección de Obama en la mejor noticia de la crisis económica mundial, queda pendiente la pregunta: ¿hacía dónde va Obama?
Soy de los que milita en el escepticismo de la realidad, por eso el triunfo de Obama lo celebro con la mesura que impone la historia norteamericana. La llegada de un afroamericano al poder no puede resarcir por sí sólo el tema de la cuestión racial aún presente en la estructura social norteamericana, es muy probable que en este ámbito de la política interna consolide posiciones. Sin embargo, en lo que se refiere a política internacional y a los puntos calientes aún no se sabe hacía donde irá. Porque una cosa es recomponer el tejido diplomático que erosionaron sistemáticamente los neocons de Bush y otra muy distinta renunciar a los objetivos globales de la Nación en donde las corporaciones financieras, el poderoso lobby sionista y las estructuras neoconservadoras tienen mucho que decir.
El ex candidato ahora presidente ya ha señalado en alguna oportunidad que sacará a las tropas de Irak para destinarlas a Afganistán en dónde desde hace siete años se sigue librando una guerra por la libertad con resultados funestos para la población civil. Consultado sobre un posible ataque a Irán ha dicho sin vacilar que el cambiaría las coordenadas de los misiles hacia territorio paquistaní, potencia nuclear políticamente inestable y con alta cantidad de espías internacionales. Sobre Cuba no levantará el embargo porque aquello es un tema de interés nacional, quizás levante las restricciones para que desde Norteamérica viajen a la isla directamente, y así dejar atrás la triangulación con México. Habrá que ver lo que le deparará la administración Obama a Venezuela y Bolivia, los puntos más calientes de Latinoamérica y que desde hace mucho están en los análisis del Pentágono como una amenaza a la Seguridad Nacional.
Y que será de Guantánamo, de los vuelos secretos de la CIA que cruzan el mundo y sus cárceles secretas en Europa, África y Asia. Las promesas no valen ya para mucho, uno necesita saber aunque sea por una cuestión anecdótica si por fin el país más contaminante del planeta rubricara su firma en el protocolo de Kioto.

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