marzo 12, 2009

ERE


Se diseñan en silencio, en las altas esferas de las empresas, transnacionales o locales, que hasta hace poco tenían a sus contables trabajando horas extras para contar excedentes y utilidades y ahora tienen la misión de cuadrar números rojos en los cuerpos de los trabajadores que son y serán despedidos por sorpresa una mañana cualquiera de invierno. Cada día brota uno nuevo en la geografía española. Lo mismo en el puerto de Santa María o en el cordón industrial catalán, algunos liquidan a la mitad de la plantilla, eternas vacaciones sin paga y otros sencillamente echan el cierre total; de un plumazo muchas familias sobre todo del sector obrero que durante años trabajaron en el sector automotriz, de ensamblaje a gran escala, o en medianas fábricas que dependían exclusivamente del boom inmobiliario y del ánimo social español que se acostumbró de necesitar casi siempre una reforma en casa. Ahora lo que está de moda son los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) que se multiplican en las oficinas del trabajo, sin ir más lejos, la propuesta de la patronal en el llamado diálogo social pide sin sonrojarse despidos más baratos para poder cuadrar su caja chica que recibe dinero público y además piden incentivos para contratar a desempleados por media jornada precarizando aún más la vida.
Muchos son los que se van por la mañana al curro con la barriga apretada, apurando el último pitillo a la entrada de la fábrica, la oficina comercial, el bar, o el descampado de la carretera a Jaen o los aledaños a la estación de autobuses de Granada donde también se nota la crisis entre las piernas congeladas de las prostitutas que trabajan en el comercio sexual que ha tenido que rebajar tarifas y soportar un nuevo despliegue moral-policial. Las crisis del capitalismo no golpea a todos por igual y esta vez, como tantas otras, son los trabajadores de todo el mundo quienes deberán corregir con el sudor de su frente otra catástrofe económica del delirium neoliberal que siempre globalizara las pérdidas; jamás las utilidades. Una crisis de está envergadura desata toda su rabia neoliberal precisamente ahí donde se ha ido instalando, la mayoría de las veces a sangre y fuego, como es el caso de Latinoamérica y África en donde muchos países desde la década de los ochenta fueron rematando el estado y privatizando el acceso a la educación y la salud, en Chile las cotizaciones de los trabajadores fueron entregadas a corporaciones privadas para que las administraran y especularan con ellas, herencia de Pinochet que se mantiene después de 19 años de socialdemocracia liberal. Día a día los cotizantes pierden dinero en la bolsa, dinero que ellos nunca vieron ni supieron donde iría, sólo saben que les ha tocado perder de nuevo en aquel país perdido a orillas del pacífico.
Son malos días para ir a repartir curriculums esperando una llamada de vuelta; son buenos tiempos para retomar las rutinas saludables que un día se diluyeron en la máquina global de lo etéreo.

marzo 02, 2009

Apuntes sobre Afganistán



(para Fran)
La última vez que lo vi fue de madrugada. Él se acercaba a la barra con decisión por otro gin tonic con medio limón exprimido y yo seguramente me tambaleaba al otro extremo del Son. Era otra larga noche que venía arrastrando el diciembre granadino que veía llegar a sus vástagos desde París y el medio oriente caliente. Otra noche más de cariños y rituales para los que se van y vuelven, para los que un día llegamos y nos fuimos quedando, otra noche de todos, en que te perdí de vista y cobertura. Quedaron cafés pendientes, es cierto, pero nunca una despedida, porque la despensa del alma a estas alturas ya está llena de retazos de cariños repartidos por el mundo que están fracturados, y lo que es peor, con tratamiento siempre pendiente.
Hablamos de la guerra, de la reconstrucción efímera bajo bombardeo indiscriminado de los norteamericanos en multitud de pequeños pueblos, del avance de los talibanes y su imposición del burka que aún cubre el cuerpo completo de la mayoría de mujeres de Afganistán. Nos adentramos en aquella mirada profunda de sus gentes en donde la dureza de lo que la retina ha acumulado en las últimas tres décadas se traduce en una mirada limpia que amplifica otro mundo insospechado para nosotros. Muchas discusiones sobre la paradójica misión de reconstrucción en Afganistán amparada por la ONU y la guerra contra el terrorismo que llevan a cabo las tropas norteamericanas, concordamos en la debilidad de la comunidad internacional y del dinero internacional que se pierde en el camino y en las contratas y sub contratas (entre un 40% y 60%) y del nuevo despliegue militar que salé de Irak, no para volver a casa, sino que para ir a la última batalla por controlar un territorio cada día más hostil para los ocupantes y la mayoría de la población civil que ya está demasiado curtida en la violencia de unos y otros.
Te fuiste raudo y en silencio –como siempre- a principios de enero para volver a sentir en la comisura de tus labios la sequedad de un desierto que seguramente te recibió con arenilla fina golpeando el rostro. Como en el desierto de Atacama aquella mañana de unos años atrás, ¿recuerdas?, después de sobrevivir arriba de una cuncuna de metal añeja a más de 3.500 metros de altura, cruzando de Bolivia a Chile, y con demasiados grados bajo cero en el cuerpo aventurero. Hay corazones que están condenados a hacer uso de los puntos de fuga para seguir sobreviviendo ya no en territorio geográfico alguno, sino que en el más violento de todos con el que cargamos de aquí para allá toda una vida. Imposible abstraerse a la coordenada lógica que te sitúa ahora mismo –por opción- en uno de los lugares más peligrosos del mundo en otra búsqueda-huída totalmente válida amigo mío porque así son los caminos de la vida que a veces no te llevan, sino que uno va solito. Por aquí siempre se te extraña, se te añora en silencio con el convencimiento de tu justa labor particular que construye para otros desde la complicidad precaria que hace mucho asimiló un rotundo nosotr@s universal.
En estas fotografías que nos dejaste los tópicos reales sobre Afganistán que versan sobre la violencia, la pobreza amarga y extendida, la muerte, el opio, el Kalashnikov colgando del hombro, los señores de la guerra y los ocupantes de hoy y de ayer, quedan eclipsados ante la mirada de niños, mujeres y hombres que quizás ya han visto demasiado y por eso a veces su mirada es infinita o en otras sólo se presenta como una bella inquietud que va al encuentro del otro.

AFGANOS (crónicas visuales de Afgansitán, fotografías de F.O )
http://www.flickr.com/photos/tisuquiearth/sets/72157614698137174/show/