mayo 13, 2008

Cayucos: Navegantes sin puerto


Es frecuente encontrarse en las costas de Cádiz con los restos de alguna patera o cayuco
que ha quedado como testigo mudo de la tragedia que ahí se vivió. Imposible saber si zarpó de la costa norte marroquí, del enclaustramiento sureño saharaui, de la ciudad de Nuadibú en Mauritania o de Dakar en Senegal….pueden ser días o semanas de incierta travesía. A medida que la política del enemigo interno de la Unión Europea se afianza en su escalada represiva y contenciosa contra la inmigración, los viajes de los navegantes sin puerto se hace cada vez más larga y peligrosa.
Según el informe sobre inmigración clandestina "Derechos humanos en la frontera norte-sur 07", 921 inmigrantes murieron durante ese período intentano penetrar en la Europa fortaleza, según las mismas fuentes (con bastante credebilidad), más de tres mil en los últimos años.
Contemplo el horizonte desde una cala perdida entre Barbate y Conil, pese a la nubosidad aparece Marruecos en el estrecho de Gibraltar, hacía el otro lado el mar se pierde en el atlántico. El mar está tanto o más tranquilo que la veintena de nudistas disfrutando del sol entre acantilados y arena fina, a sus espaldas un verde bosque sin plagas inmobiliarias que han destruido gran parte de la costa mediterránea española. Los primeros surfistas de la temporada capean las olas mientras otros prefieren elevarse con el Kite- surf; yo mientras tanto me fumo un porro de hierba en la playa pensando en la suerte de los tripulantes del cayuco que llegó, y sobre todo, en los que zarparan ahora que llega el verano a la vieja Europa.
Y las expectativas de un viaje exitoso se desvanecen rápidamente en el aire porque la realidad de los viajes de quienes huyen de las consecuencias del capitalismo más periférico son hoy nefastas. Por estos días los países miembros de la Unión Europea afinan un texto jurídico para ampliar la detención de los inmigrantes sin papeles por un período de 18 meses. Ya no les basta con las deportaciones, la privación de libertad en los centros de internamientos para extranjeros donde se vulneran todos sus derechos, los centros de deslocalización de inmigrantes que están en el norte de África y en el magreb también se han quedado pequeños para contener a la multitud migrante. Ni los sistemas de vigilancia de última generación que monitorean el estrecho, ni las patrulleras españolas apostadas en las costas de Senegal y Mauritania, ni las campañas del terror político comunicacional y las diatribas xenófobas podrán detener aquel éxodo sostenido que quiere romper la barrera per cápita de la desigualdad inmoral norte-sur.

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