noviembre 29, 2012
Palestina: hoy es un día para celebrar
Hoy es un día para celebrar entre tanta podredumbre.
Para aparcar el análisis político por unas horas y dejarse llevar en la lejanía del espacio hacía un abrazo imaginario que se estrecha en plena calle con los ciudadanos de la franja de Gaza, Cisjordania o en los campamentos de refugiados palestinos desperdigados por medio oriente. En unas horas más- en una votación simbólica pero histórica- la asamblea de la ONU y la mayoría de sus países miembros (150 aprox.) por fin reconocerán al estado palestino como un miembro observador. No importa que el reconocimiento con pleno derecho a existir en el papel y la realidad aún este lejos, hoy el pueblo palestino ha ganado una batalla moral importante para su futuro. Otra batalla más en la resistencia de un pueblo que nunca se ha cansado de luchar de todas las formas posibles contra un adversario poderoso como Estados Unidos-Israel.
Sí, hoy por fin los votos caerán en la urna para inclinar la balanza hacía la justicia y recordarnos que el mundo ha cambiado, que la presión social no sólo ha quitado gobernantes sino que estos nuevos ya no temen a las represalias de la alta política norteamericana y su lobby sionista que se asienta lo mismo en Nueva York o en la City de Londres. Los que seguirán escorados a que los mismos de siempre sigan sufriendo sin siquiera una garantía simbólica internacional con sus votos de rechazo o abstención son Israel, Estados Unidos, Alemania, Canadá, Inglaterra, México (quien lo diría), República Checa, Bulgaria….. No importa, los palestinos nunca han necesitado de ellos ni tampoco de nosotros para sobrevivir. Pero como insisto, hoy es un día para celebrar.
Salut por los palestinos, por los que se fueron, están y vendrán hasta alcanzar el sueño de la alegría final.
noviembre 24, 2012
noviembre 15, 2012
noviembre 10, 2012
El jefe y sus cachorros ( o la obsolescencia de Vargas Llosa)
Es muy probable que a esta hora el patrón termine de dictar
alguna clase magistral en la universidad o lo mismo en una fundación socio
política auspiciada por los poderes fácticos transnacionales. Tal vez sólo vaga
bajo el manto de la seguridad del pensamiento único por algún aeropuerto del
mundo, siempre a la espera de coger la conexión hacía la entrega de otro premio
que robustezca la misión intelectual que le han encomendado; ser la bisagra
ideológica neoliberal entre Europa y Latinoamérica. O quizás Varguitas se echa una buena siesta en
alguna de sus decenas de casas que tiene repartidas por los continentes, una
siesta a pierna suelta desde donde creará su próxima crónica del odio que con
toda seguridad versará sobre el pánico que provocan en su pequeña Latinoamérica la ascensión al poder de los movimientos
sociales.
En el mundo
de Varguitas conviven el escritor exitoso y el político frustrado que nunca le
perdonará al populacho peruano que en
1990, a sólo días de la elección presidencial, lo abandonara a las puertas de
palacio y nada menos que por un verdadero populista; Alberto Fujimori. Desde
entonces, al hombre se le agrió el carácter y concentró todos sus esfuerzos en
aras de la libertad del mercado y asegurar su sustento económico a través de la
radicalización de su discurso. Aceptando que nunca sería Presidente, ni de
Perú, ni de ningún sitio, se auto proclamó la reserva moral de la democracia
latinoamericana y el estandarte que desfilaría por el orbe propagando los
beneficios del neoliberalismo para la democracia y la libertad. Y al mismo
tiempo, alertar al mundo civilizado de los peligros que significan que los
indios, los pobres, los marginados de toda una vida se hayan organizado y ahora
sean los protagonistas de su historia, en lugares como Bolivia, Ecuador o
Venezuela. Aquello lo obsesiona.
La decadencia simbólica del
Diario español El País comenzó a
evidenciarse hace décadas pero sobre todo cuando también se autoproclamó el periódico global en español, mientras en
sus páginas, sólo era posible encontrar la realidad política y social
latinoamericana a través de los ojos miopes del peruano Mario Vargas llosa, los
mexicanos Carlos Castañeda y Carlos Fuentes, el chileno Jorge Edwards, el
peruano Jaime Baily, el boliviano Edmundo Paz Soldán…Junto con ellos los
corresponsales destacados en países como Cuba (Mauricio Vicent y la bloguera
cubana Yoaní Sánchez), Venezuela (Maye Primera), Bolivia (Mabel Azcui), todos
se sumaron a los requerimientos del gigante grupo Prisa, en donde un buen día
decidieron que no transmitirían más información, sino que se sumarían a la
hegemonía del pensamiento único con sus campañas de desinformación e
instrumentalización de la realidad dependiendo de los intereses de sus
accionistas.
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