abril 11, 2009
Semana santa en Granada: habitación 202
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Desde el domingo pasado llevo en la mochila el pequeño cuadernillo con los horarios e itinerarios de las procesiones que en semana santa se toman Granada desde 1909. Es fundamental contar con este callejero improvisado porque la ciudad y su tránsito vehicular y peatonal se trastoca por completo durante estos días, de poco sirve la experiencia del callejeo de años, si no se presta atención a los horarios y recorridos, y se confía demasiado en la intuición, puedes terminar cansado después de intentar durante horas romper el cerco humano para cruzar hacía el barrio del realejo donde seguramente ya no queda nada de la barbacoa que auguraba una buena tarde. O encontrarte atrapado en calle Navas luego de unas cervezas de más porque ya nadie sale o entra de la calle por donde pasan todas las procesiones, porque al final de la calle esta el ayuntamiento y su plaza del carmen convertida en palcos que se transan a 266 euros y siempre están a rebosar.
Ante la perspectiva de salir al encuentro del gentío fervoroso que propina codazos o insultos para todo aquel que osa traspasar el cordón humano en busca de alguna bocacalle que deje atrás el incienso y los tambores. Preferí aceptar la invitación de mi amiga y subirme a una habitación de la hostal para fotografiar desde otra perspectiva el rito cristiano de carácter popular que encuentra su máxima expresión/depresión en Andalucía. Aquella tarde noche contemplé a través del lente a “Los dolores de la Real cofradía de nuestra señora de los dolores" y sus decenas de nazarenos con sus túnicas blancas al estilo del Klan. Antes había pasado bajo el balcón El cristo del trabajo de la honorable hermandad de caridad del santísimo cristo del trabajo y nuestra señora de la luz con capucha estilo Rioja tempranillo. Para entonces yo había abusado un poco de las cervezas 1925 pero aún quedaba el Jesús del Rescate de la cofradía de nuestro padre jesús del rescate, por un hecho obvio, fueron las peores fotos de la tarde y ni siquiera mis llamados silenciosos para que me rescatara de los placeres del pecado ansioso dieron fruto.
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