Las maletas de Corbacho

Y ahora; después de casi cinco años de periplos varios por España, después de pasar de la clandestinidad del PP a la visibilidad del PSOE, después de dejarte el pellejo en jornadas de doce horas para retener tu código de barras (papeles), después de cinco años de trabajos temporales nunca indefinidos, de rodar la vida por la especulación inmobiliaria y la mentalidad popular que se ha dedicado a acumular ladrillo sin habitar y que hace más caro los alquileres para todo el grueso de la juventud española y migrante. Después de la construcción de estrechos lazos afectivos ( personas, territorios, colectivos) que van mucho más allá de la integración por decreto oficial, después de ver, estar y trabajar con los compañeros migrantes y los laberintos que han tenido que sortear para llegar, después de todo aquello y mucho más, tengo que escuchar al ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Celestino Corbacho, “invitando” al retorno voluntario de los inmigrantes que han quedado y quedarán en paro en los próximos meses producto de la crisis económica.
Por su boca no solo sale un discurso más duro que evidencia el giro del PSOE sobre esta materia, sino que un tufillo de mala leche contra nosotros: el nuevo enemigo interno de las economías desarrolladas a la cual paradójicamente aportamos beneficios y nuestras precarias vidas, en aras del capitalismo mundial integrado y deshumanizado en el que todos vivimos. Pues va ser que no, señor Corbacho y compañía. Que sus sueños de que me encamine con la totalidad de la prestación por desempleo bajo el brazo y con mi mochila hacía Barajas no cabe en mi concepción migrante de la vida. A estas alturas de la vida no acepto a que nadie haga las maletas por mí.