agosto 22, 2010

42 días



Hoy los presos políticos Mapuche cumplen 42 días en huelga de hambre en las cárceles del sur de Chile. A ellos se les aplica la ley antiterrorista, los juzgan tribunales civiles y militares, los incriminan testigos protegidos sin rostro que se coluden con la fiscalía, y esta a su vez, con ese racismo intrínseco que cruza a toda la geografía social chilena para dictar sentencias. Sus rostros sólo aparecen cuando las comunidades una y otra vez se lanzan a la pradera para recuperar sus tierras arrebatadas por el estado chileno que luego las vendió a las transnacionales de la madera o a los aún poderosos latifundistas que militan desde el partido socialista a la más rancia derecha pinochetista. Después de 20 años del fin de la dictadura de Pinochet los poderes fácticos siguen controlando los medios de comunicación nacionales en todas sus ramas. De ahí que la censura extensa y contundente sobre la huelga de hambre mapuche no aparezca en ninguna parte, o sí lo hace, sólo en una línea o en el último aliento de un locutor acostumbrado a leer comunicados políticos travestidos en noticias. No hay contactos radiales con algún miembro de las comunidades que desde comienzos de los noventa fueron madurando su lucha por la autodeterminación de la Nación Mapuche y la recuperación de las tierras ancestrales. A Fariña estos mismos censores lo entrevistaban desde Cuba incluso antes de que iniciara su mediatizada huelga de hambre.
La censura y autocensura de la prensa chilena es un ejemplo más de esta bipolaridad social en que se encuentra el país. No importa el recambio generacional del periodismo chileno porque el pensamiento crítico se diluye en el primer o segundo trabajo mal pagado para sumarse al pensamiento único y así escalar posiciones. No es posible que al 95% de los editores de noticias en Chile se les haya escapado en estos 42 días la huelga de hambre de los presos políticos Mapuche.
Una violación sistemática de los derechos humanos que incluyen persecuciones, asesinatos por la espalda, allanamientos violentos, detención y juicios a críos de trece años, militarización del territorio con tanquetas y check Pointe, racismo verbal y físico amparado por el estado chileno, montajes judiciales…… dónde está la prensa chilena?.. en los ochenta los periodistas cómplices de la dictadura cerraban las ventanas de sus redacciones para así no escuchar los ecos de la tortura de los futuros detenidos desaparecidos que arrastraba el viento calle abajo, y no era una, sino que decenas de calles.

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