junio 22, 2009

Otro atardecer en el Albayzín




En algunas tardes es la voz de Camarón con su Leyenda del tiempo la que desciende por las laderas y murallas del barrio del Sacromonte para terminar amplificándose en los recovecos del blanco Albayzín. En otras, la llamada a la oración para los musulmanes desde el minarete de la mezquita de San Nicolás quiebra el silencio de una tarde calurosa y se hace escuchar pese al repicar de las campanas católicas y su mecanismo automático que genera sonido pero no movimiento. De vez en cuando el chirrear de un ciclomotor se deja sentir mientras los estorninos comienzan a revolotear en bandadas zigzagueantes y ruidosas; alejados del centro de la ciudad y sus plazas en que a esa misma hora comienza a sonar la banda sonora de los cernícalos. Una frescura con olor a hierba buena avanza entonces por los callejones. Lentamente las persianas de las casas que han estado cerradas por la tarde comienzan a recogerse y sus moradores salen a dar un paseo o a buscar una terraza en donde tomarse unas cañas y retomar la conversación que quedó pendiente la noche anterior.
Gitanos, payos, moros y guiris se encuentran en el atardecer multicolor que cae en línea recta más allá de la estrecha vega granaína que se resiste a desaparecer pese a tanto concreto y ensanche de la circunvalación que trocea lo más verde de la ciudad. Arriba, en el barrio patrimonio de la humanidad los especuladores inmobiliarios continúan trabajando en la sobre valoración de la vivienda, perfeccionando sus técnicas del asusta viejas y beneficiándose del dejar hacer por parte de las reparticiones públicas. Es otra tarde tranquila en el barrio.

2 comentarios:

J.B.M. dijo...

Actualizá, no seas vago, hacé el favor

Gerardo Sanagoria dijo...

¿Qué te pasó, Tisuqui?
¿Conseguiste laburo? ¡Actualizá!