septiembre 06, 2008

Garzón y el catastro de desaparecidos


Hace unos días el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, decidió elaborar un censo nacional de desaparecidos durante la Guerra Civil y el franquismo como paso previo para proceder de forma penal. Dicho censo, según diversas fuentes, puede llevar años porque a quien se pide aquella información (parroquias, cementerios, instituciones públicas varias) nunca han mostrado un gran interés por la labor y hasta el día de hoy dilatan la entrega de datos concretos y estos no están sistematizados. De cualquier modo, las agrupaciones de memoria histórica y derechos humanos no se conforman con la justicia tardía por eso gracias a su tenacidad se van abriendo fosas comunes y se identifican a los cuerpos que albergan. Hace unos días por fin fue posible identificar a las 15 mujeres y un niño asesinados en plena sierra gaditana por el franquismo. Desde aquel verano caliente de 1936 se extendió el rumor certero de que aquella curva en la carretera donde estaba la fosa común no era otra cualquiera, sino que la Curva de las mujeres. Ahora no es un mito rural sino que una historia real que permite sacudir un poco las telarañas del olvido.
Anoche en las terrazas del campo del príncipe un hombre de quizás setenta años repetía una y otra vez a sus colegas y señoras que aquello de desenterrar a los muertos era una aventura suicida para España. En la mesa del lado no sólo había consenso de que el cazón en adobo estaba tremendo, sino que aquel revisionismo histórico era una conjura de los nuevos rojos para desviar la atención de la crisis económica en que está inmersa España. Ya por la mañana temprano y desde que saltó la noticia de que el juez más mediático e internacional se haría un hueco en su agenda judicial que bien día a día asesta golpes a ETA y la izquierda Atbertzale, o toma rumbo a Centroamérica para estar presente en el desentierro de otros desaparecidos políticos, no dejan de sucederse reacciones políticas histéricas provenientes del Partido Popular y también de socialistas. Opiniones minoritarias que, sin embargo, penetran en el sentido común y robustecen las coordenadas franquistas que en algunos rincones provinciales y familiares se extienden durante generaciones.
Pero seamos justos, a la mayoría de la sociedad les preocupa más en estos momentos la subida sostenida del euribor que tiene a las hipotecas por las nubes o el avance del paro. Los que tienen miedo de recuperar la memoria histórica viven en la descontextualización ideológica y sentimental que aún no quieren entender que la historia no puede cerrarse en falso y menos por decreto.

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